Quizás te has dicho más de una vez: “Solo quiero que me quieran como yo quiero.” “Yo no pido mucho, solo lo mismo que doy.” Pero sin darte cuenta, has empezado a dar tanto que ya no sabes dónde termina tu entrega y dónde empieza tu cansancio.
Lo notas cuando callas para no discutir, cuando ayudas sin que te lo pidan, cuando esperas un gesto que no llega; y, al final del día, te preguntas en silencio: “¿Y quién me cuida a mí?”
Dar amor no es el problema, el problema es entregarte entera sin dejar nada para ti.
A través de este GUÍA lograrás reconocer de forma práctica a dónde se va tu energía emocional y cuál es el primer paso para volver al equilibrio.